Isabel Sorribas estudia segundo curso de Teología en la Universidad Eclesiástica San Dámaso (UESD). A continuación se puede leer su testimonio.
Puedo decir que llegué a la UESD por una providencia de Dios. Pero, en cierto modo, algo inconsciente de la tarea que comenzaba con el estudio de la Teología. Ha sido en el mismo ambiente de la Universidad, en el compartir con los profesores y compañeros que, como en un seno materno, se ha ido gestando y ha despertado mi vocación filosófica y teológica que inesperadamente hoy puedo decir que me apasiona.
Desde el inicio se me ha presentado como un aprendizaje que no me ha permitido dejarme a mí misma al margen sino que me ha cogido en todas las dimensiones de mi existencia en el asombro y alegría de descubrir la belleza de las cuestiones sobre Dios, el hombre y el mundo, que a la vez me han hecho comprenderme mejor a mí misma; pero sobretodo asombrada ante la belleza que envuelve su parte de misterio, y al que la filosofía y la teología te conceden abismarte de un modo privilegiado.
Además, la convivencia con mis compañeros, profesores y los empleados de la UESD -donde todos somos muy distintos, venimos de realidades eclesiales, pensamientos o culturas diferentes, pero donde cada uno es acogido y acompañado tal cual es- hace que la experiencia de la Universidad sea la de una familia donde cada uno puede ser él mismo sin miedo. Experiencia al fin de lo que es vivir en el hogar que es la Iglesia.
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