Allá por 1994, el entonces obispo de la Diócesis de Cartagena, D. Javier Azagra Labiano, junto el sacerdote D. Raimundo Rincón Orduña, profesor de Teología Moral en el Instituto Teológico San Fulgencio, diocesano, pusieron en funcionamiento el Instituto de Ciencias Religiosas (CCRR) afiliado al ISCCRR a Distancia San Agustín. El objetivo era responder a la inquietud de muchos laicos y religiosos/as que deseaban una formación más amplia que el llamado Ciclo Minor. El Instituto dio la posibilidad a muchos laicos de tener una mejor preparación, realizando los ciclos de Diplomatura y Licenciatura.
Desde entonces, más de mil alumnos han pasado por nuestras aulas y ahora ejercen de profesores de religión católica o, simplemente, son laicos comprometidos en la acción evangelizadora de la Iglesia. Fueron unos años muy exitosos.
Posteriormente, se produjeron cambios de director, pasando a ser D. Luis Emilio Pascual Molina y en la actualidad me ha correspondido a mí la responsabilidad de ejercer esta tarea y continuar con el proceso de adaptación de los estudios a los nuevos programas y nuevas tecnologías ya bajo la tutela de la Universidad San Dámaso. Un nuevo reto que se presenta apasionante ya que las nuevas tecnologías han ido posibilitando aún más el proceso del estudio sistemático de la teología para aquellos alumnos que ni siquiera por motivos de trabajo pueden asistir a las tutorías presenciales.
Después de unos años en los que descendió el número de alumnos, ahora estamos, de nuevo, en un movimiento ascendente, pasando de alrededor de 30 nuevos matriculados el curso 2016-17, a más de 70 en el curso 2017-18, con un total de 110 alumnos y todo ello gracias a la colaboración con la Delegación de Enseñanza Religiosa de la Diócesis, del obispado y de los medios de comunicación, que han hecho posible el acercamiento de esta modalidad de estudios a la sociedad y la Iglesia diocesana.
También es importante la colaboración del elenco de profesores del Centro. En total imparten enseñanza en el Instituto 19 profesores, algunos de los cuáles también ejercen la docencia en el Instituto Teológico san Fulgencio y en el Instituto de Ciencias Religiosas del mismo nombre, en su modalidad de presencial.
Destacar también el inmenso trabajo de la secretaría del Centro en la organización de toda la tarea administrativa y docente, ya que el secretario hace también el trabajo de jefe de estudios, organizando las clases, atendiendo a los alumnos y tratando de resolver los problemas que no sean competencia directa del director de la Extensión. Así mismo, informa de los actos que hacen todos los centros de estudios, Seminario y estudios de Ciencias Religiosas presenciales. También se les invita a participar en convivencias y en conferencias que se puedan impartir en cualquiera de los centros.
Todo esto está haciendo posible que el profesorado de Religión católica se sienta mejor preparado y pudiendo así acceder a las clases de Religión con la capacitación que merecen niveles de enseñanza primaria y secundaria.
Lo más importante de todo ello a lo largo de estos años ha sido la posibilidad de muchos cristianos de poder acceder a unos estudios que hasta entonces les resultaba imposible hacerlo y que les capacita para una mayor presencia en el mundo de la enseñanza de la cultura y de la ciencia y también para, como laicos, dar razón de su fe al mundo de hoy tan necesitado de persona cristianas suficientemente preparadas para afrontar los desafíos de la modernidad y de la increencia. Personas capaces de abrir las puertas a Cristo y de no tener miedo de edificar su vida sobre la fe en Cristo Resucitado y en Dios, Padre de la Misericordia; personas capaces de transformar las estructuras sociales y darle un nuevo sentido a la presencia de la Iglesia en el mundo.
Quedan por delante grandes desafíos: seguir trabajando para que el número de alumnos se incremente; afianzar la nueva estructura de los planes de estudios según Bolonia; concienciar al alumnado de la importancia de la modalidad online; integrar a los alumnos en el organigrama del centro y en la colaboración de los otros centros diocesanos; afianzar la interacción entre profesores y alumnos y conseguir que vayan poco a poco avanzando en el nuevo proceso de estudios y de trabajo; diferentes, en muchos aspectos a los de la etapa anterior; hacer presente al centro en los medios de diálogo fe-cultura y la sociedad, etc.
A pesar de todo ello, es un momento apasionante en los estudios de Ciencias Religiosas y en la importancia de estos para una mejor formación de los laicos cristianos. Con la ayuda de Dios y el esfuerzo de todos podremos conseguirlo y poco a poco viendo los frutos de santidad en la Iglesia diocesana y universal. Que Cristo, Camino, Verdad y Vida, nos ayude a conseguirlo.
Antonio Andreu Andreu
Director Delegado
Extensión de Cartagena (Murcia)