En el año 2007 dio comienzo una excavación de emergencia en la zona sur de lo que hoy es la Explanada de las Mezquitas de la antigua ciudad de Jerusalem. Alrededor de la gran ampliación que hizo el rey Herodes el Grande (vivió entre el 37-4 a.C.) para engrandecer y embellecer el lugar santo de los hebreos, hay varios proyectos arqueológicos en marcha que están dando resultados espectaculares.
Desde hace más de veinte años Dª Cayetana H. Johnson, profesora de Arameo, Hebreo Bíblico y Literatura Judía Rabínica en la Universidad Eclesiástica de San Dámaso y co-organizadora de la reciente exposición “España en Tierra Santa”, dedica los veranos a trabajar como arqueóloga de campo en dos proyectos en Israel: en el mes de julio en Tel Hazor (Galilea) en el contexto del Libro bíblico de Josué 11 y la entrada de los israelitas en la Tierra Prometida, y en el mes de agosto y parte de septiembre en la Ciudad de David/Givati Parking Lot de Jerusalén.
Desde finales del s.XIX y comienzos del XX, las excavaciones intensivas de la arqueóloga Kathleen Kenyon en este punto de la ciudad de Jerusalén ya dejaron entrever que el yacimiento era de gran envergadura.
Actualmente es la excavación urbana más grande del país, rico en estratos históricos y cultura material de todas las épocas. En la Ciudad de David se trabaja desde la época del Primer Templo (la construcción del templo de Jerusalem con el rey Salomón en el s. X a.C.) hasta su destrucción en el s. VI a.C. con los babilonios de Nabucodonosor II.
Desde entonces se ha expuesto el Período Helenístico, que incluye la llegada de Alejandro Magno (s.IV a.C.) y los Hasmoneos. Se expuso la rampa de asedio y torre defensiva de la Revuelta Macabea que expulsó al rey seleúcida Antioco IV; en esta fase se contó con la participación de alumnos del Seminario de Madrid. A continuación, se sigue trabajando en el período romano y la Era Cristiana Bizantina.
De la Jerusalem Bizantina se ha conservado una mansión espléndida del s. III. Conserva su peristilo (patio de columnas), una cisterna de agua reutilizada de un mikvé (baño ritual judío) y una estancia con un suelo de mosaico completo. Se sabe, por las pruebas de radiocarbono, que la mansión tenía un jardín muy extenso y rico en plantas y árboles; su aspecto no debía dejar indiferente a nadie que pasara por allí.
Adyacente a esta mansión trancurría una calle del s.VI que subía desde la antiquísima piscina de Siloé en el sur de la ciudad. Esta calle está superpuesta a la calle romana que levantó el emperador Adriano en el s. II cuando Jerusalem fue rebautizada como Aelia Capitolina, y ésta se halla, a su vez, sobre la calle que construyó Herodes el Grande como parte del proyecto de reurbanización de la ciudad.
Por lo excavado, se sabe que el rey Herodes utilizó técnicas de ingeniería romana, con una amplia red de alcantarillas. Jesús de Nazaret conocía con toda seguridad la calle y su piscina, en esta última realizó el milagro de la curación del ciego narrado en Juan 9, 1-7, y por esta calle tanto los peregrinos judíos como los cristianos recitaban los Salmos de ascenso cuando entraban a la Ciudad Santa.
En el año de 2016, hubo más sorpresas pues se pudo exponer un tramo de la calle mencionada más arriba del s.VI construida durante el reinado del emperador bizantino Justiniano (527-565), quien llevó a Jerusalén a su máximo esplendor. La calle justinianea es la que transcurre vecina a la mansión antes descrita y fue utilizada por los peregrinos cristianos para dirigirse hacia el venerado Santo Sepulcro.
Salieron a la luz unas losas de pavimento de importante tamaño. Todos los días se encontraban monedas y cruces de peregrinos cristianos pues era el camino que se hacía desde la Iglesia de Siloé bizantina (antes era la gran piscina de purificación ritual para acceder al Templo judío).
También han quedado expuestos grandes sillares que pertenecían a las tiendas o locales que flanqueaban esta calle, ahora colapsadas puesto que sobre todo ello se construyó la ciudad medieval de musulmanes y cruzados.
Cayetana H. Johnson