Del 3 al 7 de junio de 2019 se ha celebrado la XII Semana de formación para profesores y doctorandos organizada por la Facultad de Literatura Cristiana y Clásica San Justino bajo el título de «La Ascensión de Isaías. Un apócrifo muy revelador».
Como en ocasiones anteriores, el curso ha sido impartido por el profesor Enrico Norelli dentro del marco amplio de formación acerca de la literatura apócrifa. Dado que la Ascensión de Isaías (AI) es uno de los textos sobre los que el profesor Norelli ha investigado y publicado con mayor intensidad, el curso ha resultado más revelador, si cabe, que en convocatorias precedentes.
El curso comenzó con una serie de precisiones metodológicas acerca de cómo deben considerarse los conceptos de «género literario»; y de «apocalíptica»; en escritos como la AI. Representa una elaboración cristiana antigua y compleja de una tradición recogida en las Vidas de los profetas.
Según esta tradición, el profeta Isaías «murió bajo Manasés, rey de Judá, segado en dos partes». Esta leyenda circulaba en el siglo I de nuestra era y desarrolla una mención de la carta a los Hebreos (11,37). Desde el siglo II, se convierte en patrimonio común de los autores cristianos. Algunos de ellos han visto en Isaías, asesinado por medio de la madera, una figura de Cristo, muerto en la madera de la cruz.
La primera parte de la Ascensión (cap. 1-5) es una especie de Midrás. Refiere que Manasés, instigado por el falso profeta samaritano Bechira, manda arrestar al vidente Isaías y segarlo en dos. Pero es el diablo, Beliar, quien instiga a Bechira y a Manasés. La segunda parte (cap 6-11) es el relato de una visión que se menciona en la primera; constituye propiamente un apocalipsis, porque Isaías recibe conocimiento revelado de los misterios de Dios bajo la guía de un ángel intérprete. Este conocimiento tiene que ver con los últimos días, identificados con la vida terrena de Cristo. En dicha visión, la salvación de los humanos no depende de su encarnación, ya que su forma humana es aparente, angélica, sino de la victoria obtenida sobre las potencias del firmamento, rebeldes a Dios.
La AI no demuestra dependencia alguna de escritos del Nuevo Testamento, sino más bien de tradiciones tomadas también por los evangelistas, en particular por Mateo (nacimiento y resurrección de Jesús). Afinidades de tradición conciernen también a Ignacio de Antioquía y a las Odas de Salomón. El conjunto de los elementos orienta a situar la composición de la Ascensión en Siria, quizá Antioquía, a principios del siglo II, en dos fases no muy distantes entre sí.
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