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“Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la guardan” (Lc 11,28): con estas palabras dirigidas a una mujer del gentío Jesús manifestaba el secreto de la felicidad del cristiano. Pero a la vez manifiesta la esencia de la lectio divina, ya que toda verdadera lectura de la Biblia es ante todo una escucha que busca hacer propia la Palabra y transformarla en vida. Esta escucha de la Palabra de Dios en la Sagrada Escritura es de fundamental importancia para la vida y la misión de la Iglesia, como ha dejado claro Benedicto XVI en la exhortación apostólica Verbum Domini. El presente volumen aborda la relación de esta “lectura viva” con el estudio científico de la Biblia y ofrece algunos paradigmas de esa lectura tomados del Antiguo y el Nuevo Testamento; expone también, en fin, las consecuencias de esta lectio para la vida del cristiano.