Del 21 al 24 de agosto tuvo lugar en el Santuario de Covadonga la Semana Mariológica que todos los años organiza la Sociedad Mariológica Española (SME). Este año el tema sobre el que giró toda la semana fue “El camino de la Belleza (via pulchritudinis) y el Misterio de María”.
En ella participó Agustín Giménez, Director del Instituto Superior de Ciencias Religiosas (ISCCRR), que ingresó en la SME hace un par de años. Él fue el encargado de presentar la primera conferencia de este año, donde habló de la belleza en la Biblia y, de modo especial, qué papel juega la hermosura de las mujeres en el plan de salvación.
La semana se desarrolló en un ambiente de piedad y alegría, maravillosamente acogidos por la Archidiócesis de Oviedo en la persona de su Arzobispo D. Jesús Sanz y del Abad del Santuario de Covadonga, cuyo centenario de la coronación de la Virgen se celebraba precisamente este Año Jubilar 2018. En la Semana participaron especialistas mariólogos de toda España, que compartieron su sabiduría con todos los asistentes.
El Director del ISCCRR tituló su ponencia “Belleza femenina y salvación. Perspectiva bíblico-mariológica”. En ella, «tras una rápida presentación bíblica de la belleza de Dios y de sus criaturas, se presenta la ambivalencia de la belleza creada. Ésta jugó un papel en el origen del pecado, y en muchos otros pecados narrados en la Sagrada Escritura. Esto hace preguntarnos el valor de la belleza: a pesar de su posible mal uso, es un innegable don de Dios, que como todo don implica una responsabilidad. Y como todo don, es bueno en sí mismo», afirma Agustín Giménez.
Y añade que «la belleza ha sido regalada de modo especial a Israel como pueblo, así como a algunas de sus mujeres. Tenemos testimonios de cómo a veces el don se ha corrompido, y otras veces se ha desarrollado su potencial salvífico«, indica el Director del ISCCRR.
Este potencial relativo a la salvación, afirma Giménez, «destaca especialmente en tres mujeres del Antiguo Testamento: la sabiduría personificada, Ester y Judit, cuya belleza es estudiada a La Luz de su empleo para traer salvación».
El final de la ponencia mostró «cómo María es la criatura más bella, llena de gracia, con una doble función salvadora: restaurar la belleza corrompida de los ejemplos expuestos previamente en la ponencia, y llevar a plenitud salvífica las imágenes de María que tenemos en estas tres mujeres del Antiguo Testamento apenas citadas», concluye Giménez.
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