El Seminario Mayor del Buen Pastor –Sección Teología– de la Diócesis de Benguela (Angola) está afiliado a nuestra Facultad de Teología desde el 27 de octubre de 2004. Mons. Eugenio dal Corso ha sido Obispo de la Diócesis de Benguela durante los últimos 10 años. A punto de dejar la Diócesis por jubilación, le pudimos hacer una entrevista.
¿Con qué desafíos se encuentra hoy la Iglesia en Angola?
Actualmente, la Iglesia en Angola está experimentando un crecimiento no solo en cantidad, sino también de calidad. Los numerosos movimientos apostólicos, muchos de ellos internacionales (Legión de María, Apostolado de Oración, Liga Misionera, Vicentinos, etc.), están intensificando su participación en el apostolado y la profundización de la doctrina católica, defendiéndola de los ataques que no pocas sectas realizan a la Iglesia. Aumenta las vocaciones sacerdotales en todas las diócesis y nuestros seminarios están casi superpoblados. Las vocaciones femeninas mantienen su crecimiento, pero a su propio ritmo, un poco más lentas que las vocaciones masculinas.
En su condición de Obispo, ¿cómo ha seguido estos 10 años en Benguela la vida académica de su Seminario?
He procurado acompañar más la vida espiritual y pastoral que la vida académica de mi Seminario Mayor. Casi todas las semanas celebraba la Eucaristía en el Seminario de Teología y más de una vez al mes tenía un encuentro con los seminaristas para ofrecer una exhortación espiritual y después entrar en diálogo con ellos, también para hablar sobre la vida académica. Además, al principio de cada año celebramos una reunión con todos los docentes y así me interesaba por los programas, aunque, no todos me los presentaban.
¿Qué importancia tiene en la vida pastoral de la diócesis la actividad del Seminario?
Los sacerdotes que están en el seminario tienen también una importante actividad pastoral, porque todos ellos, los domingos y en las fiestas, celebran la Eucaristía en alguna capilla o iglesia parroquial. Habitualmente acompañan, en la medida de sus posibilidades, a algunos movimientos apostólicos en su actividad pastoral y en la preparación y administración de los sacramentos. Por su parte, los seminaristas todos los sábados van a una comunidad parroquial para dar catequesis y formación, sobre todo a los jóvenes. A mitad del curso escolar se interrumpen las clases y la vida en el seminario y van de misión a las parroquias durante un mes. Allí colaboran con el párroco y los otros sacerdotes en la catequesis, la liturgia y el acompañamiento de grupos, especialmente de los jóvenes. Es una experiencia que ellos mismos aprecian y desean realizar.
¿Qué retos cree que tendrá que afrontar la diócesis de Benguela, en cuanto a la formación de sacerdotes, para desarrollar una pastoral misionera?
Creo que el desafío más grande es que, además de la necesaria formación académica, se insista en una formación espiritual más profunda. No sólo hay que conocer la cristología y las otras materias teológicas, sino sobre todo profundizar en la propia conversión a Cristo y a su santo Evangelio. Tal vez sería necesario un año de interrupción académica para una profundización espiritual. Así, yo creo, la vocación misionera sería más sentida y realizada, de modo que, una vez ordenados presbíteros, estarían dispuestos a ir a trabajar también a otras comunidades, no solo en las de la propia diócesis, donde están los parientes y los amigos, sino también de otras diócesis de Angola y de otros países.
+ Eugenio dal Corso
Obispo de Benguela
18 Febrero 2008 – 26 Marzo 2018
Texto originalmente publicado en el número 4 de la revista institucional de la UESD.
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