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El pasado lunes 16 de junio, la Universidad Eclesiástica San Dámaso celebró el acto de graduación del curso 2024-2025. El encuentro tuvo lugar en el salón de actos del Seminario Conciliar de Madrid y reunió a alumnos, familiares, profesores y autoridades académicas en un ambiente de gratitud y alegría por el camino recorrido.

El acto comenzó con la proyección de un vídeo con intervenciones de los alumnos graduados en el que comopartían su experiencia duranto sus años de estudios en San Dámaso. A continuación, intervino el rector de la UESD, Nicolás Álvarez de las Asturias, quien dirigió unas palabras a los graduados, en las que subrayó que la beca es un símbolo porque se lleva en el corazón. Les insistió en que se trata de una vocación de servicio y que ahora están llamados a dar fruto. La universidad, apuntó, ha sido el alma mater, un hogar.

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Posteriormente se procedió a la imposición de becas a los estudiantes, que recibieron con emoción este gesto simbólico que marca el cierre de una etapa formativa intensa. Para Álvaro Solé, seminarista de Madrid, fue un momento especialmente impactante al ser el primero en recibir la beca de la Facultad de Teología y su padre, Gabriel Solé, el último en recibir la beca del Instituto Superior de Ciencias Religiosas.

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Seguidamente, tomó la palabra el representante de los alumnos, Vicente Martínez Parente, que habló de la gratitud, de la responsabilidad, de la comunidad y de la misión.

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El acto concluyó con unas palabras del padrino de los alumnos, José Antúnez, que en un tono distendido les remarcó la importancia del estudio y del conocimiento de la verdad.

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A lo largo del acto un tema transversal que todos trataron fue el de la vocación de servicio y la entrega. Además, se resaltó que la comunidad de la UESD es un espacio que muestra la riqueza de la Iglesia con su diversidad de carismas. Tras la ceremonia, los asistentes compartieron un ágape fraterno.

Para Álvaro Solé, la UESD ha sido ante todo un lugar de encuentro con Cristo. Los profesores han sido un regalo y con ellos ha podido tener muchos momentos de diálogo. Ha sentido siempre su ayuda y cercanía. También estos años le han ayudado a crecer en su idea de Iglesia, porque ha conocido muchos carismas y realidades eclesiales que le han enriquecido. Álvaro, que antes de entrar al Seminario de Madrid había estudiado ADE y había trabajado en finanzas, valora la disciplina de estudio y la pasión por la búsqueda de la verdad. “Ha cambiado mi manera de estudiar, porque antes lo hacía para aprobar exámenes y tener un buen trabajo con buena remuneración y ahora por amor a la verdad”, señala.