Ángel Salmerón, doctorando en la Facultad de Filosofía de la Universidad San Dámaso, impartió una clase online para estudiantes del Grado en Psicología de la Universidad Iberoamérica, en Ecuador. A continuación se puede leer su testimonio:
Una enseñanza fundamental de Sócrates es esta: siempre ocurre lo inesperado, lo novedoso. No podemos prever el futuro ni anticipar los acontecimientos. Lo que ocurre es que veces nos creemos que podemos hacerlo: eso es todo. Nos creemos que ya sabemos lo que es la vida, que ya sabemos qué podemos esperar de ella.
Pues totalmente inesperable para mí era que iba a poder dar el pasado lunes 17 de mayo mi primera clase universitaria, por vía telemática, gracias a la amable invitación de la profesora Angélica M. Cárdenas Ruiz, que agradezco de corazón, en la asignatura de Epistemología para los chicos y chicas del grado en Psicología de la Universidad Iberoamérica, en Ecuador.
Fue un rato sumamente agradable para mí. Nuestra clase trató sobre Sócrates y pudimos hablar de las evidencias que compartimos todos los seres humanos, de la imposibilidad de conocer el futuro, de la experiencia universal del deber y del miedo al dolor y a la muerte, o de la misteriosa ignorancia respecto de lo que más anhelamos que compartimos también todos, etc. Hablamos, en resumen, sobre esas tres heridas de las que escribió Miguel Hernández: la del amor, la de la muerte y la de la vida.
Solo partiendo de esos asuntos capitales es como hemos hablado también de la distinción entre conocimiento y opinión; o de la duda, el error y la certeza; o de los grados de conocimiento que existen según Sócrates y Platón: pero entendiéndolos siempre como asuntos referidos a esa “investigación más hermosa de todas” a la que se refiere Sócrates en el diálogo platónico Gorgias: ¿cómo debemos vivir la vida?
Fue una experiencia muy bonita que cumplió para mí la preciosa definición que da un querido profesor mío de la palabra ‘acontecimiento’: algo inesperable que, al aparecer en la vida, se vuelve inolvidable.
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